viernes, 22 de febrero de 2008


Te marchaste, y tus ultimas palabras tenían sabor a odio, pena y rabia. Alzaste palabrotas al viento y con rencor al despediste pronunciaste sabias palabras, que calaron en cada agujero de las astillas que nos habiamos dejado y que otro corazón habia quitado por tí: "Me voi... esta vez me ire muy lejos, me ire para siempre.. para que te des cuenta lo mucho que me extrañarás y te des cuenta que de realmente me amas... Me voi para siempre, para conoscas como es el dolor de no tener a quien amas realmente". Me quedé pasmada, sin articular un solo gesto porque en ese momento tenía el cuello contraído de pena y dolor al verte partír bajo la oscuridad nocturna, el polvo que se levantaba con agetreo y llamas que acariciaban las últimas brisas del verano. Te ví partir entre desconocidos y gente de mala racha, rebeldes vestidos de cuero montados sobre motos agresivas y con el cuerpo desgastado por el tiempo, te fuiste pero al partir volteaste tu rostro, despues de aquella vez no he volvido a verte hasta estos: los ultimos dias de mi vida